31 diciembre 2005

Adiós 2005

En general tiendo a creer en los "años nuevos". Tiendo a creer que esta convención puede servir, más allá de los malos usos que ha adquirido. Tiendo a creer... no. Creo. Creo que el 2005 me brindó la posibilidad de crecer para un lado, y no quise. Creo que algo falló. Que no estaba lista. Que quise ser más adulta de lo que puedo (y eso que me sé algo madura, pero bue...). Que no estuve a la altura de las circunstancias, o que las circunstancias tampoco estuvieron a mi altura y yo no supe leer bien qué me estaba envolviendo. Creo que tuve la posibilidad de ser muy feliz, aunque en algún momento, antes de darme cuenta, fracasé. Creo que fracasamos. Y eso duele.
Se cierra un año que se proyectaba monótono, pero feliz. No cumplí ninguno de los objetivos que me propuse. No logré recibirme. No pude sostener la felicidad con el hombre que amaba. No viajé como hubiera querido. No estudié como hubiera deseado. No busqué ni apareció fortuitamente un trabajo que me colme de satisfacción. No florecí ni me reconocí a tiempo. No me quise lo suficiente como para darme entera. No fui lo quería. No logré saber qué quería ser.
Pero también, siempre, pasan cosas positivas. Afiancé la relación con C. y retomé algunos telefonazos con C., en lugar de perderlos como suelo hacer con muchas amistades. Empiezo a relanzar mi amistad con V. que entre viajes y cuelgues de los que ya es hora de hacerse cargo, se había estirado un poco. Viví con el hombre que amaba, y me fui de ramos (aunque el regreso me haya dejado algo K. O.). Me sorprendí entregando el alma, sin promesas pero con la verdad de mi lado. Aprendí que ya no quiero mentir, que no quiero volver a correr el riesgo de lastimar más de lo previsible. Desde la distancia, empecé a conocer a Mary, que se empeña en no abandonar su rol, pero me demuestra que lo que me pasa con ella es más envidia que pena. Empecé a hablar de Mario con menos lágrimas en los ojos, aunque aún no haya logrado apartar el nudo bajo el pecho. Aprendí que mi hermano es brillante, y que es mi hermano. Y, en especial, seguramente crecí, aunque fuera a los golpes.
Ojalá sepa cómo no equivocarme en el 2006. Como sé que eso no es posible, sólo deseo fortalecer algunas relaciones que me han renovado el aire, y que coinciden conmigo en que ya es hora (ya que me gusta tanto leer) de empezar a leerme un poco a mí misma.
Sin más, despido este año atenta y decididamente,
Luna (esperando abandonar lentamente la deriva)

30 diciembre 2005

Víctimas de Cromañon... sí, tenían nombre y apellido

Agüero, Ezequiel
Aguirre, Fernando
Alegre Babich, Juan Pablo
Amaya, Gastón
Antón, Agustina
Antón, Paula
Aramburu, Milena
Arias, Martín
Arnaldo, Jorge
Arnaldo, Mariela
Avalos, José Leandro
Avendaño, Sergio Daniel
Azaar, María Victoria
Barbalace, Gisela
Becker, Carol
Bello, María Laura
Belascuain, Gustavo
Belzunce, Eduardo Rubén
Benítez, Mariano Alexis
Blanco, Lautaro
Bonomini, Sebastián
Bordón, Leandro
Bordón, Solange
Borras, Gabriela
Branzini, Romina Tamara
Broggi, Erica
Buitrón, Zaida Violeta
Cabrelli, María Angélica
Cabrera, Gloria
Cabrera, Silvia
Calderón, Matías
Calderón, Roberto
Canziani, Soledad
Castale, Abel
Castro Fuentes, Romina
Cayón, Julián
Colnaghi, Nicolás
Confino, Martín
Chaparro, David
Cordero, Ignacio
Cordero, Ricardo
Cortés Volla, Juan Carlos
Crivelli, Paola Analía
Cruz, Leonardo Gabriel
Cwierz, Macarena Sol
Cwierz, Sebastián Ricardo
Chaparro, Leonardo
Dagatha, Mayra
De Olivera, Mariana
De Rose, Liliana
Del Canto, Guido Nicolás
Díaz, Florencia
Díaz de Longo, Marisa
Diez, Florencia Laura
Dilva, Paz
Djerfy, Osvaldo José
Escalante, Liliana
Escobar, Sergio Antonio
Espínola Monje, Denis Aurelio
Espinosa, Pedro Gabriel
Farreras, Sebastián
Fermoselle, Juan Ignacio
Fernández, Laura
Fernández, Diego
Fernández, Mayla Soledad
Fernández, Sebastián Alejandro
Ferreyra, Franco
Ferucelli, Juan
Flores, Florencia Soledad
Flores, Romina
Fucci, Pablo
Funes, Andrés
Gamarra, Mercedes
Gambassini, José Luis
García, Alejandro Matías
García, Gastón Guillermo
Gavilán, Matías
Ginalt, Jorge
Gioffre, Claudia
Giovanini, Carla
Gómez, Analía
González, Abel Rodolfo
González, Federico Nahuel
González Cedrés, Patricia
González Fretes, Alicia
Guevara, Yamila Lucia
Guzmán, Lucas José
Ibañez, Roberto
Iglesias, Pedro Tomás
Jara, Teresa Marta
Juárez, Sebastián
Katz, Pablo
La Bella, Matías Ezequiel
La Via, Adriana Inés
Lamenza, Marcelo Alberto
Lanas, Noelia
Lanatta Dieguez, Juan Ignacio
Landoni, Carlos Nicolás
Lasota, Jhonatan
Ledesma, Luisana Aylén
Leiva, Julio Alberto
Linares, Paola
Lizarraga, Erica
López, Pedro Antonio
Lucas, Esteban Rodrigo
Luparello, Gabriel Maximiliano
Maggio, Diego Reynaldo
Malenovsky, Ariel
Mansilla, Jorge
Marchiano, Gustavo
Mastrángelo, Federico
Mazzeo, Mario
Mazzurco, Elisa
Medina, Fernando Horacio
Medina, Mariano
Mendieta, Evaristo
Migliaro, Leandro
Molteni, Federico
Morales, Sofía
Musante, Guido
Nieva, Nicolás
Novoa, Cecilia Irene
Novoa, Daiana
Orrego, Mauro Noel
Ortiz, Débora
Oviedo, Ana Laura
Pata, Walter Jorge
Peón, María Celeste
Peret, María
Pereyra Silva, Jorge
Pérez González, María
Pérez, Lucas Gabriel
Propato, Lucía
Ragonese, Carolina
Ramírez, Griselda Noemí
Ranieri, Silvina Noemí
Renna, Cristian Alejandro
Rodríguez Righi, Emiliano
Rodríguez, Hernán Leonel
Rojas, Fernanda
Rojas, Luis
Rojas, Marianela
Rojenzo, Carolina
Romieux, Cecilia
Rosengartt, Julián
Ruiz Canemann, Osvaldo
Ruiz, Sergio
Sanabria, Silvia
Sandoval, Rosa
Santana, Luis Alberto
Santanocito, Alicia
Santanocito, María Belén
Santillán, Jackeline
Santillán, Valeria Liliana
Schpak, Leandro
Segovia Ríos, Sofía Adriana
Sillak, Nicolás
Solís, Walter
Soraide, Pablo Mariano
Stempler, Romina
Taborda, Gustavo
Tolosa, Roberto
Torba, Leonardo
Torres, Mario
Torres, Mario Ramón
Torres, Jonatan
Trujillo, Alejandra
Urcullú, María Sol
Valsangiácomo, Mariano
Valsangiácomo, Verónica
Veigas Mendes, Cristian Mariano
Vera, Javier
Villalba, Viviana
Vitale, María Lidia
Yanni, Darío
Zacarías, Walter
Zalazar, Pablo Adrián
Zamudio, Hugo
Zapata, Osvaldo
Zárate, José Luis
Zerpa, Gustavo Ariel

29 diciembre 2005

Terminando el año en el laburo

Ultimo día en el laburo. Toda la semana (aunque yo diría que para mí fueron los últimos meses) tuvo un insólito aire de "no pienso laburar más de lo mínimamente urgente", aún entre quienes siempre han ostentado la buena voluntad y el trabajo por sobre todo. Supongo que es el cansancio. El año que se pasó volando, pero que "no termina más". Las ganas de relajar un poco esa coacción que nos impone el ritmo de un laburo que no puede realizar a nadie, salvo por los pequeños placeres cotidianos (sencillos actos de buena fe, que no todos ven siquiera como parte del trabajo). Uno está ahí, y los alumnos desfilan con preguntas cuya respuesta nunca oyen, con pedidos que demorarán una eternidad, o problemas de resolución incierta o imposible. Siempre hay alguno de nosotros al que le importa resolverlo, pero hasta dar con este sujeto ocurren muchos intervalos. Y vaya uno a saber si el jefe de turno responderá al sentido común o a su lógica de dudosa procedencia. El primero de diciembre cumplí dos años allí. A veces creo que mi ciclo ya se cumplió. Otras, que queda mucho por hacer. Mucho por mejorar. Tanto, que soy responsable de todo lo que no se haga. Todo está tan compartimentado, tan dividido, tan "fácilmente encontraré la cabeza que cortar, de haber un miserable error", que muchos han olvidado (o nunca hemos aprendido) a trabajar en equipo. A trabajar para la institución. A tener puesta una camiseta indiscutible, y a mucha honra. Me pregunto si eso depende del desfile de autoridades o de nosotros. Lo único que veo, y que comparto con varios compañeros, es que la imagen no siempre es digno indicador de lo que pasa adentro.
Fines de enero/febrero/marzo/quizás etc... serán días difíciles. Precisamente porque la imagen no siempre lo es todo. Precisamente porque hay quien no se ocupa de lo que debería. Precisamente porque habrá quien se ponga camisetas equivocadas, o siquiera se las ponga. Menos mal que existen sujetos a los que les importa, y que eligen rechazar todos los intervalos. Qué sería de nosotros si no existieran quienes nos escuchan y hacen carne nuestro problema, aunque no esté en ellos el poder para resolverlo.

28 diciembre 2005

No somos inocentes

Pienso que todas las decisiones, no importa si se toman desde la lógica, los sentimientos o la insensatez, tienen consecuencias anheladas, derivaciones inesperadas, y hasta secuelas no queridas. Pienso que a veces pueden parecer un chiste de mal gusto. Pero todos los días no es el día de los inocentes, pienso. Y por más pesadas que puedan resultar las consecuencias de nuestros actos, están ahí. Están en el otro, están en el aire. Están en todo lo que hacemos de ahí en más y en todo lo que seremos. Están en las deliciosas muecas, en la lluvia quebrada, en la habitación vacía... Siempre acechando nuestros rincones. Pienso que siempre es mejor no lastimar. Pienso que siempre es mejor haber tenido la fortuna de encontrar la mejor manera. Pero los errores no se eligen. Y entonces, nada de esto fue un error. Y ahí vienen también las cosas buenas. Aprender, sonreír, descansar, pensar y sentir.
De aquí para adelante sólo resta poner el alma. Acá la tengo, siempre fiel a mis elecciones.

27 diciembre 2005

Lunita después de la peloquería (cuak!)

26 diciembre 2005

Lunita antes de la peluquería

25 diciembre 2005

y si... Navidad

"Piense en su futuro, porque ahí es donde va a pasar el resto de su vida." (Mark Twain)
(pero, por favor, no te olvides de vivir y de disfrutar, siempre, el presente)

Así me escribió en estos días uno de los mejores amigos de mi viejo. Todavía no lo invito al blog. Es un tipo grande. Bah… no tanto, pero tiene el color del referente. Supongo que por simple asociación a Mario. Me deja picando la idea de equilibrio. Pensar en el futuro, pero viviendo en el presente. Pensarlo para proyectarlo… Pero claro! Si los elementos para ello los puedo forjar sólo en el presente…! Buen consejo.
Por otra parte, ya llegó la Navidad… Lo lindo de hoy fue que Abril y Sophia recibieron mil regalos. De repente Papá Noel / Santa / bla bla, se convirtió en el hacedor del mejor festejo, del más esperado día del año, de la más vasta sonrisa. Lo malo es que otros tantos quizás no han recibido ni una caricia. Que este semidiós es como todo lo (in)digno de fe: siempre falla. Continuando con el pesimismo del post anterior, no veo por qué no darle continuidad también a la lógica previa. Son días en lo que el futuro me preocupa, y no hago más que pensar en él. Pero es cierto también que intento ponerle mucha garra a cuestionar, padecer y deleitarme con el presente que me toca. Vaya forma de vivir estos tiempos…

24 diciembre 2005

¿Noche Buena?

Noche Buena. En un rato nomás me voy a la casa de unos amigos de toda la vida (de mi madre, de mi hermano y de mí… de Mario hasta hace tres años). Nada que festejar, pienso. Separación, nostalgia, indisolubles malos recuerdos de hospital, nuevas ausencias, fracasos, miedos… Y algunas cosas sí. Decisiones postergadas que se apersonan, viajes, la entrega del corazón, ganas de que algo salga bien, cariños, besos, cyber saludos, sandalias nuevas (el toque de frivolidad necesario), y el futuro por delante. Vaya uno a saber qué deparará. Mandé el mail de invitación. Un tanto reducido. Sólo están los chicos de la ONU (mis “alumnitos” que han devenido pares), amigos del laburo, y algún que otro amigo del alma. Me pregunto si me leerán. Supongo que uno no pierde tan fácilmente su tiempo (aunque convengamos en que hay quien sí lo hace) a menos que lo valga (o que no tenga absolutamente nada para hacer y esté todo el día pegado a la PC). A mí me pasa eso en el trabajo estos últimos… meses! Me cuesta ponerle media pila al asunto, y me la paso mirando blogs, buscando no sé qué… Encima sigo sin escribir. Puaj!
Noche Buena, decía. Y como siempre, la misma reflexión (sólo que ahora tengo un blog para postearlo): épocas que sólo sirven para recordar lo miserables y/o solos que nos sentimos. En el mejor de los casos, supongamos que ha corrido un año maravilloso, siempre nos acompaña algún marginado por la buena fortuna. Con lo cual, parecen épocas en las que todos somos buenos actores. Desde que murió mi viejo, Mary siempre dice que hay que aprovechar cualquier evento festivo, y explotarlo. “Hay que festejar siempre que se pueda” dice. Ella debe ser la última persona en esta familia que podría contar algo positivo de la vida, y sin embargo se anima. Y no es que aporte energía en exceso (no más que la que siempre le pone a todo), pero es sinceramente optimista. Habrá que preguntarle por qué…
Por lo pronto, voy a brindar por los familiares y sobrevivientes a Cromagnon. Estas fiestas son un insulto para sus almas (me refiero a la de los vivos, a los que viven la vida como tragedia y los que creen que lo vale y por eso es tan hija de puta). ¿Qué tendrá de buena esta noche para ellos? A mi se me acabaron las ganas de Dios, del Destino, y de cualquier otra esencia todopoderosa que ande por ahí jactándose de los imperios que a fin de cuentas no domina. Se que sólo me tengo a mí misma, a mi gente, y al que alguna vez, por razones inexplicables, me ofreció su mano. Sólo respeto la fe ajena porque he aprendido que eso tampoco se discute. Porque he aprendido a respetar y festejar a quien ha encontrado algo mejor a que aferrarse. Si alguna vez yo lo tuve, lo perdí exactamente hace tres años y cuatro meses. No sé… hoy hagan lo que puedan. Yo creo haber ya dicho un montón de cosas… A ver cuándo lo hago.

23 diciembre 2005

Brindo por las veces que perdimos las mismas batallas

No es el crítico quien cuenta,
ni el que señala con el dedo
al hombre fuerte
en el momento que tropieza,
o el que indica en qué cuestiones
el que hace las cosas
hubiera podido hacerlas mejor.
El mérito recae exclusivamente
en el hombre que se halla en la arena,
aquel cuyo rostro está manchado
de polvo, sudor y sangre,
el que lucha con valentía,
el que se equivoca
y falla el golpe una y otra vez,
porque no hay esfuerzo sin error
y sin limitaciones.
El que cuenta es
el que de hecho lucha
por llevar a cabo las acciones,
el que conoce los grandes entusiasmos,
las grandes devociones,
el que agota sus fuerzas
en defensa de una causa noble,
el que, si tiene suerte,
saborea el triunfo de los grandes logros,
y si no la tiene y falla,
fracasa al menos habiéndose atrevido
al mayor riesgo,
de modo que nunca ocupará
el lugar reservado
a esas almas frías y tímidas
que ignoran tanto la victoria como la derrota.
T. Roosevelt

22 diciembre 2005

Más vale pasaje en mano...

Si señores, hoy puede ser un gran día.
Ya tengo en mi poder los famosos y costosos pasajes a Tucumán. El 11 de enero parto con mi muy mejor amiga Val (me recuerda a una serie de Sony), rumbo al desconocido norte argentino. Son solo 10 días, pero hay quien dice que los necesito. Hoy pensaba en todas las imágenes que genera la posibilidad de este viaje. Casi tengo las mismas esperanzas que tuve antes de viajar a Cuba este año (sip, el 2005 empezó bomba, aunque parezca mentira). Creo que me puede ayudar a pensar mucho; a reflexionar y tomar decisiones; a crecer; a madurar... Pero Cuba no logró eso... lo cual me lleva a concluir que mejor no sigo generando incautas expectativas. Sí estoy segura que necesito este viaje con mi amiga, que es una de las mejores que me ha dado la vida. Ultimamente nos distancian algunas opiniones y actitudes absurdas o incompatibles. Pero crecimos juntas, y es mi familia por elección. Y la voy a seguir eligiendo aunque alguno alguna vez no entienda por qué. Ni yo lo entiendo :) Pero se puede decir que tenemos un millar de cosas a nuestro favor. Así que la elijo a ella para que me acompañe a este desierto de certidumbres y fe.
Buena hora para cambiar horóscopos...

21 diciembre 2005

Superficial

Ayer preparaba un mail de invitación al blog para algunos amigos. De a poco, pensaba, quiero ir incorporando comentaristas. Y casualmente, o no (a esta altura yo qué se), hubo quien me dijo:
- Vengo siguiendo tu blog, ¿te molesta una crítica?
- Claro que me molesta -pensé- pero venga...
- Me parece que estás hablando mucho de vos.
- Si, es la idea; todavía es la idea.
- Eh... si... pero creo que estás siendo muy superficial en lo que escribís...
- What??? -eso dolió.
Repasando los posts publicados, pensaba: claro que todavía sobrevuelo algunos temas. Ponerme a filosofar y probar mi capacidad de abstracción y profundidad en los comentarios implicaría tiempo (que no le estoy dando), implicaría ganas... y hoy sólo tengo ganas de relatar algún hecho, dar una simple opinión.. bla bla. Y luego pienso: sí, algo de razón tiene. Busco justificar una quimera. Ok. Ahora... ¿qué hago con eso? ¿Es que acaso tengo que convocar a los lugares comunes? ¿Y si yo, si este blog, es un lugar común? Sí, lo es. ¿Es ese el problema? El problema es que tengo mil ganas de poner en un lugar lo que tengo ganas. Compartirlo. Y evidentemente no es interesante. Entonces pienso dos veces si envío o no el mail de invitación. Pienso en el contenido de lo que escribo, y pienso en qué medida vale la pena compartirlo. No lo envío. ¿Por qué le interesaría a alguien perder su tiempo leyendo cosas mías y, además, superficiales? ¿Cómo puedo esperar que alguien forje una opinión sobre temas íntimos? ¿Cómo me atrevo a exigirlo? No me atrevo. No lo exijo. Vamos a hacer lo siguiente: yo los invito. Estoy empezando un camino de transición, y prometo con certeza (una de las pocas que tengo), que va a valer la pena. Y la invitación la voy a hacer ahora, no porque ahora valga demasiado. No porque esté invitando a leer algo mas maravilloso que mi mundo. No porque vaya a postear reflexiones que solucionen grandes, ni pequeños, problemas. La invitación es porque me gustaría que algunas personas me acompañen en este camino desde el principio. Desde abajo (desde muy abajo para mi crítico). Y que me vean crecer también. Y que me sigan y opinen y caminemos juntos algunos senderos.
Ahora... en relación al contenido: este espacio es mi derecho adquirido. Y eso no se justifica.

19 diciembre 2005

Hace días

Está de más decir que hace días no me aparezco, pero lo digo igual. ¿Perdón? Si… perdón a mí.
Hay dos películas que me matan. Cuando Harry conoció a Sally, me parece una de las comedias romanticonas más dulces que he visto. Me recuerda que alguna vez yo también hablaba por teléfono con mi gran primer novio y en ese momento veíamos “juntos” esa misma película (él me llamaba, me obligaba a cambiar de canal, y quizás hasta pasaban varios minutos hasta volver a hablar). Siempre que la veo me dibuja una tonta sonrisa que se desliza sutilmente desplazando a mis otros gestos. Esa y Frankie & Johnny. Ambas son la clase de película que me obliga a detener siempre el eterno zapping. Y ahí me quedo. No puedo hacer otra cosa. Tengo que escribir mi blog, tengo que escribir comentarios en otros blog, tengo que escribir un cuento que me pica en la cabeza desde hace rato, tengo que leer a Coelho, un autor que detesto pero al que se le ocurrió escribir una historia que me está gustando… y qué le voy a hacer. Tengo que tomar sol para evitar que mi blanca palidez me acompañe todo el verano. Pero eso sí: con muy buena música detrás, para no aburrirme tanto. ¿Y qué es lo bueno de todo esto? Que todo aquello que no hice porque no pude evitar emocionarme como siempre en la misma escena con esa película, todo lo enumerado, realmente quiero hacerlo. Resulta que tengo un montón de obligaciones. Que no hago más que evadirlas últimamente. Pero que mis derechos adquiridos, mis felicidades, también entraban en esa bolsa. Y hoy no. Creo que es un buen paso. De los pequeñitos que quiero dar. Creo que no importa que la tierra se abra si yo estoy abrazada a mí. Si empiezo a creer que puedo sostenerme a mi misma. No. No es para tanto todavía. Pero ahí quiero llegar primero. Ahí voy, y entonces después aceptaré más naturalmente, y hasta con mayor necesidad, la compañía de quien me quiera acompañar.
Hoy caminaba rumbo a casa de Mary, en Ramos Mejía, y un tremendísimo gordo hdp me siguió de cerca una cuadra y media gritando las bondades de mi orto. No se si llegué a ponerme nerviosa. Estaba en el que alguna vez fue mi barrio. Conocía los recovecos, las excusas, los destinos… Pero no pude deshacerme del tipo tan fácil y eso me hizo recordar al que una vez me robó mis únicos $20 porque venía bien vestida. Mismo horario. Pleno medio día. Habrán pasado 6 años ya. En aquél entonces todavía existía mi viejo, y entonces volver a casa era volver a la seguridad de que nada iba a sucederme. Mentira, no es que sea necia. Pero uno cree eso. Y hoy me sentí bastante sola. Y lo positivo, es que creí que podía con el gordo hdp. De hecho saqué las llaves de la cartera y pensé dos veces si las dejaba en la mano derecha para que la trompada le doliera más… Desistí cuando acepté que no soy Rocky, y que probablemente me iba a doler más a mí con las llaves filosas envueltas en mis puños (vaya tragedia si se me cortaba una uña, con lo que me cuesta perder el tiempo para pintarlas!). Hablando en serio, estoy sintiendo que de verdad quiero estar conmigo. No parezco tan mala compañía… Soy muy vaga, extrema, egoísta y egocéntrica frente al mundo. A mí no me va a pasar el mundo. Pero antes de saltar a eso, me falta pelearme un rato conmigo (o amigarme) y ver cómo y cuándo me paso y no me paso a mí misma. Hoy está bueno notar cuando quiero estar sola. Estarlo. Volver tarde a dormir, sola. Digo, hacer el viaje largo de regreso. Darme cuenta cuando cedí ese espacio para hacer otra cosa, no desde el arrepentimiento de lo que nunca hice, sino desde el aprendizaje de que tengo que hacer lo que quiero. Y que eso no puede ser tan malo. Que quizás los demás nunca fueron parte de mi historia, que tengo que dejar de justificar mi lejanía con “mi cuelgue”, y aceptar que si no me interesa es porque tampoco he resuelto qué me interesa.
Todavía no se cómo me gustan los huevos. Pueden salir fritos, duros, pasados por agua (alguien ya me había dicho cómo se decía eso… pero lo olvidé), etc…
Todavía no se cómo me gustan los huevos, pero estoy probando. Y cuando sepa… Quizás entonces pueda valorar lo que extraigo de los demás, y pueda hasta darles algo digno a cambio.
Por ahora sólo tengo este blog. No es mucho, no está promocionado aún, no tiene destino ni más sentido que el de poner lo que tengo ganas cada día. Eso es lo que es. Aunque yo quiero que sea más. Pero lo será sólo en la medida en que yo lo sea. Por ahora, paciencia… mucha.

13 diciembre 2005

Lunita cumple años!

Mi regalo para mí

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino despues de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

Francisco L. Bernárdez

Además de Mafalda, un libro de Poe, la necesaria frivolidad del paso por la peluquería(brushing mal logrado), y estas ganas de que todo se encamine de una vez... pero la magia no existe si no le doy una tremenda mano.

Sucede que a veces la vida mata

Cansado
¡Si!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se
desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado
¡Si!

Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada
omóplato
y de una cola
auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas
narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.
Oliverio Girondo

12 diciembre 2005

Menos mal que Drommond

Drommond siempre suena bien. Menos mal. Porque después de una tarde de gospel relativamente afinado (o al menos, respetuosamente trabajado), tuve que dejar que mis oídos se pudran en Planta Alta, antes de volver a escuchar nuevamente buena música. Dos bandas. Sonaban bien. Pero... ¿por qué no matamos a la cantante de la primera? (y omito los comentarios sobre el cantante de la segunda, ya que es posible que mis oídos estuvieran demasiado sensibilizados e intolerantes a esa altura). Mientras la rubia infantilmente tarada y superada aullaba sin respeto por los oídos de NADIE, yo me preguntaba cuál era el sentido. ¿Sería la novia de algún otro integrante de la banda? No; quedó demostrado luego que andaba con el guitarrista de la banda siguiente. ¿Necesitaban una voz? Tampoco, el guitarrista/bajista con cara de caricatura de Tim Burton se la bancaba más que ella. ¿Necesitaban una voz femenina? Bueno... eso puede ser... Pero aseguro que es siempre mejor estar sólo que...
En fin... La última opción en mi cabeza, y considerando que la banda 2 también gritaba (y se pudo al menos gritar afinadamente, pero... peras al olmo), era que tiene que tener un sentido. ¿Querían demostrar que eran diferentes? ¿Querían demostrar su pendeja rebeldía a como diera lugar? ¿¿¡¡¡Incluso a costa de quienes pagamos la entrada??!!! Sí, total... total, who cares! Como en sus canciones: es todo una mierda, la puta que los parió, chupame lo que se me canta, bla, bla. Nada, me quedé mal. Pasaron dos horas y media y no logró que mis oídos dejen de llorar. Puse a Beethoven, esperando una cura mágica. Al menos me relajé. Y recuerdo: menos mal que tocó Drommond. Siempre vale la pena esperarlos, pero esta dolió.
En fin... terminó el domingo y empieza una semana que pinta movida. Y pienso... pienso mucho estos días. Me preguntó qué pensamientos haré realidad.

11 diciembre 2005

Avances y retrocesos

Me gustó. No siempre uno desentona adrede. Es más, cuanto más deliberadamente uno se empeña en desentonar, más obvia es la intención. Y el ridículo.
Uno toma una decisión. Y muchas veces, uno mismo se desdice. Pensaba en este mismo fin de semana; sábado de locos. Peluquería. Cambio semitotal de look (aunque el rubio sigue conmigo). Ahora parezco una chica formal. El corte me da toda la formalidad que no logro con mis acciones. Todavía no ameritaba el corte. Pero tampoco quise esperar. Lo mismo me pasó a la noche. No ameritaba aún cambiar mi decisión. No lo hice, pero me tomé un "recreo". Hasta el jueves, mi vida estuvo llena de recreos... Espero no retroceder tanto.
Y por otra parte, sinceramente, es gracias a los retrocesos, a errar en el camino, a pisar mal (doblarme el pié, bancarme el llanto o dolor consecuente, y esperar que cicatrice), que aprendo un poquito más. Que quiero dar otro paso. De los de bebé, como decía el otro día. Quién lo diría... no en exceso, pero algunos retrocesos son los que en estas épocas me obligan a reconocer que algo había avanzado, y también me enseñan que quiero forjar otro camino. Sin importar demasiado cuánto desentona esta inexplicable sonrisa que invade mis gestos hoy.

10 diciembre 2005

Refugiándome en Ismael

Quizás no seamos héroes,
pero aún seguimos vivos.
Y en la crisálida su voz
estallará.
Y no se quedará
inmóvil
al borde del camino,
y hará futuro su
fuerte
fragilidad.
Por ahora descanso en seguir viva. Pero les advierto que no he renunciado a ser héroe.

Final de juego

¿Presentación? ¿Ante quién?
Hoy quiero tener un blog. Todos tienen un blog. Todos no. La gente constante, la gente que quiere escribir, la gente que se deja un espacio para sí mismo y cuelga en la red lo que es, lo que quiere, lo que sueña.
Hoy yo no se qué es la constancia. Tengo las ganas, pero apenas escribo en un cuaderno que he bautizado como diario íntimo (y ni siquiera en ese espacio soy constante). Y no suelo hacerme un espacio para mí misma. Hace años, creía haber iniciado un camino que creía el indicado... siempre para ser mejor. Pero hoy ya creo que no.
Mary, mi madre, dice que siempre se aprende. Yo he aprendido a observarme reiterar mis fracasos... y muchas veces no queriendo darme cuenta.
El caso es que todos tienen blogs. Y yo no se para qué lo quiero, pero quiero el mío. Y ni siquiera me puse a investigar qué son las otras solapas de opciones que rodean este espacio para escribir... estoy anciosa... Quiero mi blog! Quiero mi blog!!
Ahora lo tengo.
¿Qué hago?
¿Lo difundo?
¿Qué cuelgo?
¿Me preocupo por no compartir con el mundo mis horrores ortográficos o me banco las críticas si alguien un día se digna a visitarme?
¿Me visitarán solo mis amigos o conoceré gente nueva?
¿Quiero conocer gente nueva?
¿Quiero ser parte de este mundo?
¿Qué quiero?
Soy Blanca Soledad... porque parece ser que así acordaron mis padres condenarme o bendecirme.. siempre depende de las modas que corran. Ya no me preocupa tanto como antes.
No estoy hecha una blanca soledad. Ando medio a la deriva... sola, muy, como nos sentimos en los momentos de mayor miseria. Pero la blancura me ha abandonado... De a ratos el mundo me cachetea una lección que me curte la inocencia y me la tira por el inodoro.
Entonces pienso, soy Luna. Ese es el nombre que elegí para mí. Me había gustado Isis, pero ya tengo una amiga que se llama así, con lo cual mi originalidad se me fue a los caños. Pero soy Luna. Esa es mi elección. Y es una de las pocas que puedo sostener estos días. No tengo mucho contenido para darme. En la medida en que lo encuentre, lo quiero colgar acá. Para recordarme que existo.
Hoy no se si es el mejor día para empezar el blog. No se si exige que todos los días le cuelgue algo...
Seguro que ahora, por fiaca, termino este texto; y cuando lo lea después voy a pensar que soy una tremenda gila. Que debí escribir algo más profundo. Que qué vergüenza. Que menos mal que nadie tiene esta página...
Ah! y "lunita a la deriva"!! Tendría también que explicar eso!!! ¿Es que no he sido suficientemente clara?
También tengo todo para decir.
"Baby steps" me decía hoy una amiga.
Baby steps.