31 enero 2006

Sale Papel...

Hoy tuvimos reunión de equipo. En días nomás, estará dando vueltas por Buenos Aires una publicación conjunta que esperamos nos brinde satisfacciones insospechadas. Me gustó la idea. De repenté me encontré escribiendo sobre temas de actualidad política (casualmente lo que vengo estudiando hace unos años). Y me costó... me costó arrancar... Todavía me cuesta. Es como si tuviera que recuperar una confianza que nunca tuve. Como si de repente alguien creyera que puedo escribir algo acertado e inteligente. Y no sólo me estimule con palabras de aliento sino que genera un espacio en el que me obliga a producir. ¿Necesito ese empujón? ¿Necesito que me pidan que haga lo que se supone que quiero hacer? Pareciera que sí... parece que me alejé mucho de un camino que no debí abandonar. No es que no haya valido el abandono. Como dice Mary, siempre se aprende. Pero ahora me cuesta volver. Escribo posts en los que insisto en que quiero cambiar, quiero moverme, quiero hacer, quiero insistir, romper, gritar y reír hasta que me duelan las tripas. Pero cuando arranco me tomo un tieeeeeempo... como si me faltara aceite.
Y bueno... ya que tanto quería aprender. Acá está: no tengo que recuperar nada porque lo que estoy haciendo es emprender un nuevo camino. Y tengo mucho por aprender.
Voy despacito, pero estoy aprendiendo. Ojalá el tiempo lo refleje en sus ojos.

29 enero 2006

Bertolt Brecht

No.
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar.

28 enero 2006

¿Qué pasa en la tierra que el cielo cada vez es más chico...?

Escenario:

Irak: partido shiita, aliado de la teocracia iraní, al poder.

Irán: partido ultraconservador, para que tuviera sentido ubicarlos en el eje del mal.

Palestina: Hamas (aunque los medios casi nos venden que ganaban los moderados).

Líbano: Hesbollá (partido histórico, considerado terrorista para USA e Israel).

Bolivia: El Evo

El club de la "centro-izquierda": En Brasil, Lula; en Uruguay, Tabaré Vazquez; en Chile, Bachelet; en Argentina, Kirchner.

Mexico: Marcos se lanza hacia "La Otra Campaña",

Venezuela: Chavez, el rebelde,

Cuba: el abuelo Fidel.

Salvo los tres últimos casos, todos los gobiernos mencionados se posicionaron en un lugar de poder a través de elecciones democráticas. ¿Querían democracia? Invito a reflexionar sobre las consecuencias que arrastra la imposición o promoción de una forma política como si fuera la mejor receta. Mi humilde opinión es que no han tenido en cuenta que al fin y al cabo son los pueblos los que le dan el contenido a dicho formato. Y dado el escenario que se puede observar, el panorama no es necesariamente alentador para las consignas del Imperio. Los dueños del mundo han educado a los alumnos que los superarán, de maneras tan sorprendentes como diversas. Está por verse lo que hemos aprendido.

Pero por favor, avísenle a los miopes de Washington que el futuro no tiene dueño.

26 enero 2006

Madres...

Las Madres de Plaza de Mayo cumplen 1500 jueves en la Plaza.
Además de estar dedicada a los 30 mil hijos luchadores, la última marcha está dedicada a todos los trabajadores y trabajadoras de las fábricas y empresas recuperadas.
Más allá de las diferencias evidentes, si se me permite, me voy a referir a ellas como totalidad, como conjunto. Dicen que es porque los asesinos ya no se encuentran en la Rosada... Yo digo que es porque ellas han creado otros símbolos y ya pueden prescindir de las marchas: han logrado instalarse en la memoria y el corazón de muchos seres humanos. Al menos de los que creen que la vida es un derecho humano sobre el que nadie tiene voz ni jurisdicción. Menos por razones equivocadas (si existen en algún limbo las razones correctas). Menos por las razones traidoras y asesinas. Vale acompañarlas con estas justas palabras de Los Caballeros:
Van en ronda acunada
tobillos cansados
y ovarios de hierro
pariendo el coraje que nadie parió.
Van de pie con las heridas altas
convidando memoria
y andarán contra mugre y perdón.
Aunque duren los cuervos
llueva este asco
y pesen los pies.

25 enero 2006

De pie

Comienzan los días en que es importante organizarce. Me han dicho que no puedo controlarlo todo, pero yo armo mi agenda igual. Vale se fue unos días a la playa, y en cuanto regrese podré compartir algunas de las fotos que ilustran mi viaje. El año pasado viajé a Cuba, para esta misma época. Pero no me permití vivir el regreso. No procesé posibles cambios que pude haber capitalizado. No potencié la sangre renovada. Este año quiero que el Norte quede en algún espacio que me pertenezca. Con lo cual ya tengo listos los textos a publicar entre el 14 y el 19 de enero. En cuanto Val traiga las fotos, acompañarán a las palabras (saldrán con fritas).
Entre tanto, me he retrasado otro poco estos días. Es que uno no puede avanzar si no toma ciertas decisiones. Cuesta. Duele. Pero una vez que se ha dado al menos un paso de tortuga... se siente que vale la pena.
Quiero escribir. Tengo que estudiar. Tengo que ir al gym para mantener las 3 abdominales que me dió este viaje. Visitar médicos (no olvidemos la mancha). Y pagar. No tengo un peso. Suelo ser, quién lo diría, bastante coherente con mis gastos, y hasta ahorrativa. Pero hoy, cuatro días antes de terminar el mes, saqué los últimos $10 que guardaba en el cajero. Me siento inútil, porque entiendo que muchas de las cosas que me urgen requieren del vil metal (ni hablar de salir a tomar algo, ir al cine o hasta almorzar en el laburo). No es un problema serio, pero es la primera vez en años que tengo la billetera sin una moneda. Así que imagino que no tengo otra opción que encerrarme a producir. Es la única forma de no gastar dinero. Y de saber que no es un problema, en mi caso.
Mi pieza es un quilombo imposible. Al punto que me cuesta querer pasar tiempo allí. Volver a convertirla en mi espacio... Me traje algunos chirimbolos que le van a dar color. Y tengo que comprar una biblioteca porque no puedo creer la cantidad de libros que he acumulado... Y voy a regalar ropa que el año pasado aprendí que no volvería a usar. Y voy a regalar algunos ositos que recibirán más cariño del que yo les doy.
¿Que cómo estoy? Atenta, dispuesta, feliz. Sí, estoy feliz. Llevo mis heridas, tengo que procesarlas y saberlas conmigo. Pero me rodea una incertidumbre que me alivia. Resulta que no quiero saber a dónde voy... por ahora sólo me conformo con sentir que estoy en camino. En un buen camino. Y no hay sillas que me paren.
Ya estoy de pie.

24 enero 2006

El Regreso / Conclusión

El que tenga una canción tendrá tormenta;
el que tenga compañía, soledad.
El que siga buen camino tendrá sillas
peligrosas que lo inviten a parar.
Pero vale la canción buena tormenta
y la compañía vale soledad.
Siempre vale la agonía de la prisa
aunque se llene de sillas la verdad.
Gracias Silvio

20 enero 2006

Lo más al norte del norte (de mi recorrido)

San Isidro es un lugar mágico. Apartadísimo del mundo. Sólo se llega caminando 7km. entre las montañas, siguiendo el río que repite su nombre mientras nos alejamos de Iruya. Salimos 16 chicas con un único varón, nuestro guía contratado (nacido en Iruya, aunque la mitad del año vive de la cosecha de cebolla en Río Negro).
Tres horas de agotadora caminata. Primero un camino curvado, pero relativamente directo, pisando pequeñas piedras (de esas que lastiman si no tenés un buen par de zapatillas). Nos descalzamos para cruzar algunas veces el río. Luego, descender por la montaña. El camino está marcado y a su paso se abren y se cruzan las laderas empinadas, aunque no muy verticales, pero sí tremendamente verdes, azules y rojas. Muy por encima de nuestras cabezas se pierden las nubes entre el blanco agrisado que las distingue y la violencia del viento que las desarma y las recorre.
San Isidro tiene aires de mito, de misterio, de tranquilo abandono. Pueblo blanco. Setenta familias, dice el guía. A mi me parecen dos. Piedras hechas casas. Iglesia, plaza principal y jardín de infantes y primaria (para la secundaria hay que caminar hasta Iruya). Casas hechas hostales. Comedores, caminos ripiados, aires purificantes, paz, hostales hechos gente. Poca gente.
Me imagino hasta una semana viviendo este paraíso. No podría más. Pero suena a lugar necesario. Y ya sabemos lo que pasa cuando suena el río... En estos tiempos el silencio se esconde en los lugares apartados.
Apenas nos detuvimos aquí una hora. Y arrancamos el regreso. Mis piernas tiemblan, mi corazón apenas respira. Pero añoro el camino de regreso, tanto como el de ida. Pienso mucho en mi viejo y la posibilidad trunca de contarle alguna vez que visité este lugar, y del camino que tuve que recorrer para llegar hasta aquí. A mucha honra, con mucha paciencia y con extremo esfuerzo. Vaya metáfora de la vida...
A veces se necesita parar un poco, revisar lo recorrido, vivir los espacios de paz y escuchar el breve silencio. Y al corazón, que no ha parado de latir, por fortuna.

13 enero 2006

Uno de los mejores regalos de Mario

Haz que tu vida sea
campana que repique
o surco en que florezca y fructifique
el árbol luminoso de la idea.
Alza tu voz sobre la voz sin nombre
de todos los demás, y haz que se vea
junto al poeta, el hombre.
Llena todo tu espíritu de lumbre;
busca el empinamiento de la cumbre,
y si el sostén nudoso de tu báculo
encuentra algún obstáculo a tu intento,
¡sacude el ala del atrevimiento
ante el atrevimiento del obstáculo!
N. Guillén

12 enero 2006

lunita tucumana

Tengo tanta suerte que la primera noche duermo en la casa de los padres de un amigo que conocí en RCT! jajaja. Así que al menos puedo contar sobre mi primer día de viaje. Viaje no tan largo, no tan retrasado (dos horas de más). Aunque no sabíamos si llegábamos vivas (problemas con el motor en la primera hora de viaje, con cinco paradas incluídas), bueno... llegamos. Vale no durmió nada por una pesadilla (mía, por cierto... parece que hablo mientras duermo algunas veces), así que ahora sueña plácidamente mientras yo escribo estas líneas a las 3 A. M. Decía, llegamos. Con mucho calor. Dejamos los bolsos en la terminal, y arrancamos. Como nuestro contacto reabría su negocio a partir de las 16hs aprox, estuvimos en la plaza central, almorzamos con unos pequeños cordobeces que tenían cocacola, y una gitana quizo leer mi mano (y saber literalmente cuánta plata llevaba conmigo). Hizo lo primero, y supo que poco, en relación a lo segundo. Luego, un rico helado (con aire acondicionado). Después visitamos el Cristo. Poco rato, pero parece que no hacía falta más. Volvimos a la terminal, y tuvimos tremenda suerte de principiante: pudimos cambiar boletos!!! Habíamos sacado directo a Tafy ese día, y nos lo cambiaron sin cargo para salir el viernes a las 10. Bla bla, fuimos directo al negocio de Kico (el padre de mi amigo), y de ahí a su casa, su pileta, sus perros, su mono tití, su cena y su paseo en auto por el centro de Yerbabuena, y el cerro (pero de noche). Inevitable hablar de la guerrilla, y de cómo les tocó vivir el golpe y los secuestros. Día de vacaciones. No nos cansamos ni un poquito. Descansamos del largo viaje. Y nos preparamos para comenzar uno más extenso. Y a no olvidar el peso de las mochilas!!! Cómo nos va a doler el calor!! Mañana Tafy, Amaicha y Ruinas de los Quilmes. Espero que pare de llover. Se largó tarde, pero seguro.
El viaje comienza a tomar un gusto que no había imaginado. Un dulce sabor a relajo. El placer de sentir que todo empieza de nuevo. Que el mundo no es mío. Que no manejo todos los tiempos. Pero eso no me quita la posibilidad.
Hasta la vista!
(o hasta la próxima posibilidad).

11 enero 2006

Pal Norte nomás...

Llegó el día. En realidad... llegué al día. Mañana y tarde lluviosa en el oeste bonaerense. La casa de Mary ocupada por el pintor y mi perro. Yo parezco la okupa. Tranquila, me encierro en mi pieza (tranquila a pesar de que está atravesada por el inmenso sommier de Mary, ya que ahora están pintando su habitación). Llegué tempranito desde RCT, me tomé unos mates, y a preparar el día. Compras en ramos, chequeo del estado de la carpa, armado del viaje del viaje mayor. ¿Compramos pan, jamón y queso? - DALE -. Regreso a lo de Mary. Otra vez a mi pieza. Armo la mochila (tremenda mochila para mi espaldita). Cierro todo. Pipí cucú. No. Falta el papel higiénico y el juego de rancho. Otra vez a desarmar todo...
Cansada, me resta una hora para cortarme las uñas, bañarme, comprar el fiambre y pedirle a mi tío la navaja!!
- Fundamental - me dijeron. Y también, porqué no... saludar a mi abuela. Espero llegar. Mi abuela siempre tiene algo que contar. No sé si merece un post aparte. Es la clase de persona que siempre va a querer mantener una conversación. A toda costa. No socializa lo suficiente. Y entonces sólo tiene para contar lo que dice la televisión. O si alguien se murió, o está enfermo, o se casó y no invitó, o es felíz y cómo se le ocurre no venir a visitarla. Claro que en el fondo la quiero. Alguna vez me cuidó. Por eso, porque la quiero, es que elijo ya no verla más que lo indispensable.
A veces uno puede permitirse eso. A veces ha pasado tanto tiempo, que quizás ya no duele. O las cosas siempre fueron así, y entonces nunca dolió. Pero en general, no es tan fácil to let it go. No es fácil apartarse por decisión propia, porque es mejor para el otro, para uno o para ambos. Mis padres me enseñaron que los afectos importan. Que las relaciones entre personas implican un vínculo no siempre tan superfluo. Y eso siempre choca con el mundo en que vivo. El mundo de hoy exige relaciones casuales, frívolas y efímeras. Todo es tan fácil y tan dócil, que se pierde la oportunidad de lo profundo. Ya no se piensa demasiado quién es el otro, qué piensa, qué siente; a menos claro, que exista un interés estratégico. ¡¡Es que para lo otro se inventaron los psicólogos!! me dijo uno por ahí... Vaya... tanto para decir... tantos días sin aparecer por este espacio, creyendo que no tenía ganas; y me pongo frente al teclado y hablo de mil cosas, sin conexión necesaria.
Y todavía me resta despedirme. Me despido. Me despido hasta la vuelta. Me voy. No importa tanto a dónde. Me voy lejos unos días. Estuve sintiendo mucho estos días que pasaron. Los que vienen los quiero para planificar también. ¿Ya es hora, no? baby steps... no me olvido de eso. Pero ya es hora.

10 enero 2006

Regreso desde RCT

El corazón gastado me acompañó en todo momento, y cierta nostalgia me recorrió las entrañas desde que pisé suelo infante. Entendí que si mi lugar no es el mismo, es porque yo ya no soy la que fui alguna vez. Entendí que no se trata de la modernización con que lo han destruído, ni los aires de grandeza que pretenden instalar en los residentes. Al fin y al cabo, aunque más viejos, seguimos siendo los mismos giles de clase media venida a menos cuando el final del menemismo nos quitó la frutilla final. En ese sentido, nada ha cambiado. Qué paradoja... Será que las formas van y vienen, y que las apariencias hasta generan consuelos o desconsuelos. Pero ese lugar, mi lugar, sigue siendo lo que yo construí en él. Ahí están mis amigos de siempre, que son mis amigos sólo esos siete o quince días que los visito en el año. Pero son de los mejores amigos que tengo en la tierra. Allí están los perros que me siguen cada vez. Allí donde encontré la brisa tan deseada, que no me empapó sino que me cubrió tooooodo el cuerpo, y me honró con su humedad. Allí donde el mar sigue siendo mío. Donde de a ratos me cruzo con mi viejo, aunque de a ratos ni a palos. Allí donde la sombra de los roídos acantilados me calma la sangre y el polvo y la arena me guían cerrando mis ojos. No visité los médanos; los que la obra en construcción permitió sobrevivir. No caminé el campo. No tomé el Rápido a Mar del Plata o Miramar. No tomé un masaje (a pesar de la insistente perseverancia de Mary), ni pedí autógrafos a dos o tres pequeñas celebridades. Eso también es parte de allí. Algunos años prefiero dejar de lado determinados placeres y frivolidades. Este verano (aunque no puedo asegurar que no regrese en febrero), hice lo que pude. Creo que de eso se trata, por ahora. Leí como hacía tiempo. Pensé poco pero sentí mucho. Comencé a oír mis heridas. Y a abrigarlas. Y terminé el libro de Coelho, autor que detesto más por su justa forma de llegar a los lugares comunes que por su falta de literatura. Quizás porque me dejó tumbada, frágil y al borde de las lágrimas. Supongo que ahora le debo algo a esa autor, muy a mi pesar, que me dejó picando la deuda conmigo misma. Que ya no soy la misma, pero soy igual. Bueno, no tan igual... por suerte.

05 enero 2006

Para Funes que lo mira por Internet


También para Mariana, y para todos los que se cansaron de pedirme que fuera. El sábado parto hacia mis vacaciones, con lo cual sólo me recomendaron un buen protector (de los más altos) para mi manchón. Pero al regreso... comienzo el tratamiento. De a poquito, no?

04 enero 2006

Siempre Joaquín

Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,

cuando juego mi muerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.

Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.

Al otro lado de los pagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.

03 enero 2006

Días difíciles si los hay...

Reencuentro. Acuerdos. Lágrimas. Miseria. Disgusto. Alivio. Intención de perdón. Paces. Determinación. Sentencia. Trato. De a ratitos mal trato. Pero más ratos del buen trato. Es importante, a sólo una semana del derrumbe.
Después, soledad en compañía. La amistad inquebrantable y leal. Y real. Llegar, dividir en mi cabeza las “tareas”, elegir qué es mío. Separar lo mío. Empaquetar lo mío. Sorpresa porque me recibió Kiara; allí, donde ingresé con muchos miedos. Sorpresa por lo cachivachera que puedo llegar a ser. Sorpresa porque no sabía que tenía tantos libros. Sorpresa porque mis amistades fueron expeditivas pero también compañeras, y también se sorprendieron de mi cachivez (si es que existe ese término). 15 minutos de mate con galletitas luego de una hora de no parar. Y empezar a bajar cajas y bolsas por las escaleras que recorrían los tres pisos. Y el espejo. Y mi escritorio. Segundo reencuentro, pero espontáneo, antes de cargar el flete. Aflojo. Dejar de lado garrotes y espadas. Despedida. Viaje a ramos. Suelto algunas lágrimas. Se cierra una etapa. Bah… algo se termina. Pero también se abren otros caminos. Llamo a Funes, que estuvo siempre presente. Comparto mi tristeza, y mis ganas de volver a empezar. Mis ganas… Pero también sé que se viene un tiempo de descanso. De tregua. Un tiempo de reflexión. Y sí… también un tiempo de aprender. Me dijeron que estoy usando mucho esa palabra. Será que necesito creer que me puedo caer. Y luego asimilar. Y así no reiterar, al menos, el lugar/la forma de la caída.

02 enero 2006

Kilómetro 0

Empezó el 2006 nomás. Mi pieza está vacía. Hoy comenzaron a pintarla y se prevé que mañana será un buen día para que quede lista. Elegí un verde algo aturquesado… bah… no sé bien qué elegí / No se si me importa / Aberturas blancas / No quiero volver a mi pieza. El gusto a fracaso, y a “empezar de nuevo” me relame la piel y encima el entorno no se detiene en su afán por recordármelo. Mañana: día de mudanza, día de reencuentro, día de regreso formal a lo de Mary, día de fletes y de acercarme otra vez a mis cosas. Y reordenar una pieza a la que le falta el aire. Todo bien, sigue siendo mi pieza. Pero en algún momento creí que había avanzado mucho, aunque acompañada, y que jamás volvería a vestirla con mis cosas. Mi escritorio, mis libros, mi música y mi ropa. Entre lo material es todo lo que tengo. No necesito más.
Pero este año sí necesito algunos elementos intangibles. Necesito creer en mí. Necesito respetarme. Y necesito entender que si me equivoqué, eso no vale el atropello ni el lucro de nadie. Que si nada de esto fue un error, no es porque no me arrepienta de nada, sino porque estoy dispuesta a aprender aún después de haber tomado decisiones que no fueron las mas dignas o apropiadas. Y que no pudieron haber sido errores, porque yo las sentí y las elegí. En todo caso, asimilaremos esto y seguiremos adelante. No sin heridas, pero tampoco sin serias lucubraciones.
También necesito fabricar tiempos para mí. No existen. Hace mucho ya. Y estos días de soledad que, por única vez, no creo que sean casualidad, colaboran con estos objetivos. Tengo que mudar a mi perra, Kiara (que merece un post para ella sola). Me tengo que ocupar de la carpa. Creo que la mochila no es muy grande, pero es la que tengo (así que lo que quiera llevar, va a tener que entrar). Falta proveerme de algunas cosas: linterna, protector solar (¡guarda con mi blanca palidez!), el nylon para la carpa, la olla de aluminio (una todo terreno, porque parece que la vamos a destruir). Comprar pasajes de regreso desde mardelplata (sí, Mary me lleva por unos días) y desde no sé si Salta o Jujuy. Perdón la lista, pero servirá de ayuda memoria. Fundamentalmente, me tengo que poner a leer a dónde voy! Y recorrer una y otra vez el mapa del Noroeste argentino. Y ver a algunos amigos. Puf! De repente tengo cosas para hacer… Hacía rato (y eso que esto no es para tanto), que no me dedicaba a organizar nada. Pero empezó el 2006! Primero esta semana, luego el viaje, luego los meses que le siguen… Y por debajo de eso… el resto de mi vida.

01 enero 2006

2006!!!


Deseando que el viento me acaricie las heridas y revivan las sonrisas.