11 diciembre 2005

Avances y retrocesos

Me gustó. No siempre uno desentona adrede. Es más, cuanto más deliberadamente uno se empeña en desentonar, más obvia es la intención. Y el ridículo.
Uno toma una decisión. Y muchas veces, uno mismo se desdice. Pensaba en este mismo fin de semana; sábado de locos. Peluquería. Cambio semitotal de look (aunque el rubio sigue conmigo). Ahora parezco una chica formal. El corte me da toda la formalidad que no logro con mis acciones. Todavía no ameritaba el corte. Pero tampoco quise esperar. Lo mismo me pasó a la noche. No ameritaba aún cambiar mi decisión. No lo hice, pero me tomé un "recreo". Hasta el jueves, mi vida estuvo llena de recreos... Espero no retroceder tanto.
Y por otra parte, sinceramente, es gracias a los retrocesos, a errar en el camino, a pisar mal (doblarme el pié, bancarme el llanto o dolor consecuente, y esperar que cicatrice), que aprendo un poquito más. Que quiero dar otro paso. De los de bebé, como decía el otro día. Quién lo diría... no en exceso, pero algunos retrocesos son los que en estas épocas me obligan a reconocer que algo había avanzado, y también me enseñan que quiero forjar otro camino. Sin importar demasiado cuánto desentona esta inexplicable sonrisa que invade mis gestos hoy.

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