11 agosto 2006

Sarmiento # 9

Se la pasa mal en el andén invernal. A las 8 de la mañana, la espera es infinita y el viento húmedo te riega los cachetes. Las frías manos oscilan entre el meneo y la convulsión. Y agradezco llevar el pelo largo, para que me abrigue la nuca. Hasta que por fin llega el Sarmiento. ¿Por fin? “Sauna gratis” en invierno. Quién lo hubiera dicho. Esa mañana apenas pude entrar, aunque un poco a los empujones. Los empujones, las pisoteadas y hasta los codazos están permitidos. Son las formas cotidianas de humillación en que incurrimos los pasajeros sarmientinos. Como me ha dicho un amigo hace poco: “es que están institucionalizadas”.
Así que subí. Difícil. Oprimida. O exprimida. Casi sin aire. Y con todos los alientos y olores de mis compañeros de viaje. Hasta ahí lo habitual. El verdadero problema se presentó en la estación siguiente: Villa Luro. De mi vagón, de mi puerta, bajó una sola persona. Y subieron tres. No se si he logrado explicar lo apretados que estábamos viajando. No había espacio entre pasajeros. La chica que tenía a mi izquierda me pasaba el brazo por la panza y hasta me pidió perdón (no, mami; si me pedís perdón es porque no tenés idea cómo se viaja acá). A mi derecha un joven ejecutivo cruzaba su brazo por sobre mi cabeza pero al resbalársele la mochila del otro hombro intentó levantarlo bajando el brazo. Finalmente le resultó inútil ayudarse a sí mismo así que renunció a la aventura por falta de espacio.
Villa Luro, entonces. El tercer tipo que entró, ante la evidente falta de lugar donde meter su cuerpo, recurrió a las mencionadas instituciones: la “gambeta errada” (para hacerse lugar en la planicie del vagón), el “gancho derecho” (pero derecho a los estómagos y las espaldas ajenas) y el infaltable “revés con el lomo” (siempre contra los otros cuerpos como estorbos). Y el tipo se hizo lugar. Un poco al borde de la puerta. Casi a punto de caerse. Y la puerta se cerraba lenta. Y el vagón que arrancaba. Y el tipo que no podía y tenía que elegir. Así que se pasó de los límites y violó la ley. Ante la desesperación, me agarró de la cabeza. No, no es un chiste. El tipo estiró el brazo derecho y manoteó lo primero que encontró. Y he ahí mis largos y abufandados cabellos largos, enredándose entre sus dedos, mientras presionaba mi nuca cual estaca con el fin de mantener su equilibrio y hacerse el lugar para no tener que renunciar a ese viaje. Y yo que no entendía cómo era posible que alguien me estuviera tirando de la cabeza y yo permaneciera inmóvil (nunca tan útil para el evento). Así que empecé a gritar. Y el chabón necesitaba mi cabeza, así que no me soltaba ni por todo el petróleo del mundo. Y yo gritaba y la gente empezaba a decir: ¡¡¡Shhhhh!!! Y le decía: ¡¡Pelotudo, soltame la cabeza!! ¡¡¡Loco de mierrrrrdaaaaa!!! Y no me soltaba. Así que le clavé las uñas. Me cansé de la presión intensa y ridícula que podía llegar a partirme la nuca, y le hice pelota las manos. Y no me soltaba. Entonces se me ocurrió que mi “gambeta errada” era de mejor calidad y le di durísimo en la canilla, donde mi hermano me enseñó que duele. Y ahí sí me soltó.
Pero yo seguí gritándole: ¿¿Qué sos, enfermito??? ¿¿Pelotudo, me querés desnucar?? ¡¡¿¿No te da la cabeza para pensar qué mierda estás haciendo??!! Y se animó a decirme, con la voz tímida y algún puchero: Bueno, disculpá, no es para tanto che. Y levantaba los hombros mientras me hablaba como intentando calmar a una loca. Y yo estaba loca. Totalmente desquiciada. Ansiosa por dispararle lo peor de mí a esa criatura inmunda que olvidó que hasta nuestras instituciones sarmientinas son una reverenda cagada. Y así ya no te importa nada. Porque podés tirarle de los pelos a alguien, podés patearlo si es necesario, o hasta podés bajarlo del carro con un rotundo empujón si falta un espacio para vos. O le podés romper la nuca. ¿Cual sería la diferencia? Me indigné tanto que lo seguí puteando hasta la estación siguiente, donde se bajó. Seguramente no soportó la exposición. No podía ser tan descarado de quedarse.
Habiendo perdido al sujeto en que enfoqué todo mi rencor, no supe cómo seguir y pasé a la etapa dos: angustia. La impotencia me quemaba los dientes. Con la cara fruncida, el labio en puchero y los hoyos de la nariz más abiertos que nunca, me atormenté pensando en cómo era posible que los límites que creí habíamos instituido entre todos, por más repugnantes que fueran, ya no alcanzaban.
Entonces pensé: Welcome to the life, Lunita. Y se me escapó una lagrimita.

7 Causas y azares:

Blogger Unknown dijo...

¡Jajaja! Decí que no había lugar en el tren, porque si no le hacías la Doble Nelson :P

Lo que hizo el tipo ese, es un fiel reflejo de lo que hacemos todo los hombres: cuando estamos en situaciones angustiantes, nos aferramos de algún distrito corpóreo femenino (O en una visión más amplia, de algún distrito incorporeo: entendimiento, dulzura, amor...). Sin dudas, un Edipo no resuelto. Faltaba que te dijera "Quedo teta" o un "Perdoname, no lo voy a volver a hacer".

1:28 p. m.  
Blogger María Petraccaro dijo...

To the jungle, Lunita. Welcome to the jungle...

3:43 p. m.  
Blogger Lunita dijo...

Se... aunque si quería manotear algo "femenino", la verdad que no había lugar...
Una, lo que más me jode es que soy parte de esa jungle. A veces creo que la conozco como la palma de mi mano. Pero esta vez no.

6:44 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Keria comentar algo de tu amigo Agustin Guarna ya q estas en sus favoritos y el no me deja postear lo voy a decir a todos sus amigos.
Vos sabias q agustin vino a mi casa como "tecnico" a ver q memoria ram necesitaba y me rompio la pc!!!
mande a arreglarla y me dijeron q fue rota xq no sabian lo q hacian, ahora q arregle la fuente no anda ni para atras, le habia sakado el rigido y lo cago!!
no fue capaz de pagarme 1 centavo y cuando lo llame para decirle q me pague los 200$ q me salia su cagada se hizo el ofendido, le dije q si no me pagaba lo iba a cagar a trompadas ya q la pc es mi herramienta de laburo :(
y sabes lo q hizo??????????????
me hizo la denuncia en la comisaria x amenazas!!!!!!
un caraduraaaaaaaaaaaaaaaaa
no solo me quitó 10 días de laburo x no tener pc sino q encima q no me paga un carajo me denuncia!!!!!
x Diosssssssssss
ese es tu amigo Agustin...
q se yo solo keria contarle a todos los q lo conocen el sorete q es, la bronca q le tengo x ser tan hijo de puta y tener tan poca moral...
tengo testigos y papeles q avalan todo lo q digo
q se yo te dejo mi flog y mi mail para q veas q esto no es una joda.
gracias x tu espacio para descargarme.

www.fotolog.com/vero73

qtimporta22@msn.com

Vero

3:41 a. m.  
Blogger Lunita dijo...

Vero, tu historia con Agustín arreglala con él. No metas a la gilada en esto a menos que seas parte de ella.

10:42 a. m.  
Blogger Á dijo...

Lunita... yo viajé décadas en el Roca y opté por el polvito mágico made in home.
Anote:
talco/fécula o cualquier sstancia afín
pimienta negra/blanca/verde en exceso.
Se la tirás a los ojos al grito de polvito mágico!!!!!!
Frente a cualquier inconveniente alegá que estás en el sector de externalización ambulatoria del moyano

11:16 a. m.  
Blogger Lunita dijo...

jajaja! Gracias á! Será tenido en cuenta. Pero servirá mejor en viajes donde no haya más pasajeros en el medio (situación no muy habitual a determinadas horas del Sarmiento).

5:59 p. m.  

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