Así no se RENOVA la ilusión

El domingo 27 de agosto Boca le dio una paliza a San Lorenzo por 7 a 1 en un partido muy extraño, en el que el visitante concretó casi todas las chances que generó. Más allá del partido, el abultado resultado desató una crisis en los hinchas cuervos que derivó en una semana llena de conflictos: las apuradas hacia a algunos jugadores, la toma de una sede y el escrache y pedido –amenazas de por medio- de renuncia al tesorero del club.
El resultado del partido, insisto (aunque usted aún no lo crea) 7 a 1, y la vergüenza que siente cualquier cuervo hoy, no se pudo ni prever ni evitar. Existe un fixture que hay que respetar y los partidos son siempre contra los mismos equipos y ordenados por sorteo. Eliminando alguna sospecha de arreglo, que nunca falta, esto es irrefutable.
Siete días más tarde, la selección perdió 3 a 0 contra Brasil. Al equipo nacional le faltó todo lo que usted pueda imaginar: solidez defensiva, dinámica en el medio -tanto para recuperar como para distribuir- y poder y explosión ofensiva.
A principios de agosto, Alfio Basile firmó su nuevo contrato con la AFA a través del cual se transformó en el técnico de la selección por segunda vez. Sin embargo, debido a su previo compromiso contractual con Boca se definió que este nuevo ciclo se iniciara luego de la final de la Recopa Sudamericana, a mediados de septiembre.
En el medio, la Selección Argentina tenía agendado su primer partido post Pekerman, en Londres y contra Brasil. El encuentro fue programado por la empresa Renova, que tiene un vínculo con AFA a través del cual la asociación que preside, y dirige casi unilateralmente, Julio Grondona cede los derechos a esta empresa, de origen ruso, para organizar –entiéndase elegir fecha, lugar y rival- todos los partidos del seleccionado de aquí hasta el próximo mundial (¿en Sudáfrica?).
El prestigio del seleccionado argentino es enorme a nivel mundial, tanto que siempre es candidato a ganar cualquier torneo en juego. Este prestigio es consecuencia del trabajo y el esfuerzo que a lo largo de la historia ha ido caracterizando a los distintos ciclos del conjunto. El encuentro frente a Brasil fue vergonzoso. Igual de vergonzoso que el papelón de San Lorenzo del domingo aquel, con una diferencia enorme: se podría haber evitado. Basile viajó a Inglaterra en cuanto pudo y con su mente puesta en la finalización de su ciclo como DT de Boca, para preparar a un equipo con muchas caras nuevas. Más aún, Basile todavía no ha asumido oficialmente.

En general, el hincha se queja cuando la selección enfrenta de manera amistosa a equipos de un bajo nivel competitivo, pero para el comienzo de un ciclo y con la cabeza de los protagonistas puesta en otros lugares –Tevez y Mascherano acaban de ser traspasados al West Ham, Messi busca a toda costa ser el gran protagonista, Agüero todavía no logró la titularidad en España y Saviola no tiene club, por nombrar sólo algunas- no estaba mal que el primer desafío fuera contra un seleccionado inferior. Como para ganar en confianza, técnico y jugadores, y poder probar variantes con más tranquilidad. Claro, esa decisión ya no depende del técnico, y por los próximos cuatro años ni siquiera de la AFA. De ahora en más, las ilusiones de los hinchas sólo dependen de la conveniencia marketinera de Renova.

Nicolás Fernández