12 marzo 2006

Sobre el uso liviano de las palabras

Detesto a quien abusa del conocimiento. Detesto la soberbia sostenida en el exceso de información. En realidad… detesto el artículo que publicó J. J. Sebreli en el suplemento Cultura del diario Perfil del pasado 5 de marzo (para más detalles me piden una copia, aunque a esta altura debe estar un poco mamarrachada).*
El copete de la nota debió haber sido más franco: el objetivo del autor no era redefinir los conceptos de izquierda, derecha, fascismo, populismo y etc… para poder adjetivar correctamente al kirchnerismo. No. El propósito concreto es explicarnos a nosotros, los ignorantes, qué concepto corresponde para definir al nuevo fenómeno que gobierna nuestro país. O, dicho de otra manera, explicarnos porqué hay tantos conceptos que no sirven, y sí es útil la nueva y sentenciosa noción de semibonapartismo.
A Sebreli podría responderle desde lo alto de su montaña, que existe otro concepto, el de estiramiento conceptual, cuya existencia nos ha librado a los científicos sociales de abusar de las capacidades de un término para definir cualquier fenómeno. Esto nos ayuda a no calificar un suceso con un término que no le corresponde. Suele pasar con el uso de la palabra fascista, izquierda, y otros enumerados por el autor. Son datos que nos han tirado en la universidad pero que parten del sentido común, no de una mente brillante.
Si le respondo desde aquí, desde mi humilde y poco visitado sitio en internet, tengo que decirle que su texto es una perogrullada. Y una falta de respeto a los que nos formamos todos los días, intentando aprender de historia y política de ayer y de hoy (y no las fantasías animadas por este “sociólogo”). Si tengo que comentar la definición que hace del concepto izquierda, empiezo por decir que es reduccionista y economicista (se limita a citar la definición ortodoxa de “socialización de los medios de producción”, además de no explicarnos qué es). Continúo advirtiendo que es arbitrario citar la finalización de su ciclo histórico en 1919 (¿acaso nació hoy este hombre, y no vivió la guerra fría, Cuba, China, Yugoslavia y la mar en coche? ¿o es que la “izquierda” es una sola, con un único ciclo histórico, y que además ya terminó?). Por otra parte, vale aclararle que el origen del uso del término es de fines de siglo XVIII, y de la mano de la revolución francesa; detalle que pudo no haber omitido para brindarnos un panorama más general de lo que implica el concepto (es decir, ser de izquierda no necesariamente es ser socialista. Pero no estamos autorizados a saberlo. Somos ignorantes y encima el maestro Sebreli elige qué parte de la historia nos cuenta).
Una última sugerencia en relación al término: decir que lo que nos queda hoy son “sectas” de izquierda, suena un tantito despectivo. Y es mentira (sí, mentira) decir que el último representante de la centroizquierda moderna (democrática y racional) en Argentina fue el PS de Juan B. Justo. ¿Ha leído a nuestro prócer? ¿Sabe usted que el PS original bajaba el manual europeo que enarbolaba al proletariado, y aquí proclamaba la eliminación de la “clase nativa” argentina? A Sebreli le parece democrático y racional.
No me voy a extender en criticar su miserable búsqueda por una definición de populismo, ni los horrores que deja en el camino a medida que avanza hacia su objetivo final. Pero sí tengo que objetar ese último concepto.
Decir que el bonapartismo se apoya en las instituciones tradicionales del Ejército, la Iglesia y la Policía, es no conocer la historia de ninguno de ambos Bonapartes, que justamente tarde o temprano tuvieron sus grandes problemas con los tres pilares de un régimen que suele definirse como conservador. Sí, Sebreli. Usamos la palabra conservador cuando el poder político se apoya en dichas instituciones.
Por otra parte, el bonapartismo no puede ser una forma de fascismo moderado, primero porque el fascismo es cronológicamente posterior. Segundo porque son dos fenómenos muy diferentes, y si su objetivo era no utilizar conceptos livianamente, entonces no se entiende cómo subvierte sus propios argumentos. Tercero, existe otro término: el de anacronismo conceptual. Es peligroso querer que un concepto útil en el pasado (siglo XIX en Francia, y siglo XX en Italia) pueda definir un fenómeno del siglo XXI, y nada menos que latinoamericano (por no decir nada menos que argentino). Y cuarto… si Kirchner tiene el carisma y la capacidad para movilizar a las masas que tenían el primer Napoleón y Mussolini… entonces la historia se repite y los hombres son todos iguales.

Hay algo cierto. Los conceptos políticos, como muchos conceptos en general, son utilizados muchas veces de manera liviana. Qué pena Sebreli… usted no debió haber tirado la primera piedra…


* Vale aclarar que el domingo siguiente (hoy) pudo haberse publicado algún comentario en el diario; pero el autor continúa escribiendo sin diatribas, aunque sobre otras temáticas.

2 Causas y azares:

Anonymous Anónimo dijo...

Qué se le va a hacer...eso te pasa por comprar Perfil!!!

Sin respirar, sin solpar y en menos de un minuto: Existe alguna otra publicación peor escrita y tan vacía de contenido?

Si hasta los carteles que pegan en los kioscos de todo Buenos Aires dicen el "diario" del domingo. Diario no es diario, dia a dia?
Y si usamos semanario?
O periódico?

Es, como Noticias, esa publicación para gente de ladrillo a la vista y madera barnizada, la que lava el coche con esmero; la que no sabe de que hablar y necesita un machete que le resuma lo que no sabe.

No me vengan con información o editoriales, cuando apenas pasan del aforismo...

Salutes

Lull

11:33 a. m.  
Blogger Lunita dijo...

jajaja! buen comentario Lull. Igual, yo compro Perfil cuando puedo porque hay algunos periodistas que sigo; y como me los encontré ahí... nada, acepto que el "diario" es hijo de una editorial amarillista, pero me quedo con los buenos artículos. Aunque a veces la pifie y termine perdiendo mi tiempo con un Sebreli.

3:50 p. m.  

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