05 febrero 2006

Demoliendo lógicas...


Fui a ver La demolición. Película de Marcelo Mangone, cineasta de Ramos Mejía, vecino. Hablando de vecinos, el productor fue vecino mío cuando vivía en Villa Luzuriaga, a mis cuatro años. Como es de San Lorenzo, como toda la estirpe de los Fernández (salvo la oveja blanca), y también socio de RCT (lo cual me deja pensando que puede haber otra historia que no conozco), mantuvo la amistad con mis viejos. Al día de hoy se la juega con la película, partícipe de festivales internacionales antes de ser vista en su país; lista para salir en octubre de 2005, pero no, porque sale el Zorro. Entonces la sacamos en verano... y sí... compite contra todas las postuladas al Oscar, pero ya fue.
La película, excelente. Buen guión, buenos actores, puesta modesta y de escasos recursos pero orgullosa. Mi vieja dice que es más para teatro que para cine (y creo que de hecho está basada en una obra teatral). Algún comentarista de la avant premiere la rechazó por extremadamente burguesa. Funes dice que apesta. A mí me gustó.
El problema, creo yo, es el final. El final.... ¿qué final? Claro... ese es el problema. Me quedé con el gusto amargo del "final abierto". Literalmente abierto. Crudamente, impropiamente abierto. Duro el final. Lamentable. Hubiera terminado en la escena anterior. Me hubieran contado el clásico final feliz. Me hubieran dado la oportunidad de imaginar el destino de los personajes en alguna dirección. No me importa qué final. ¡Yo quiero un final!! La película tiene sentido, es graciosa, super llevable, refleja nuestra realidad, tiene diálogos sutilmente profundos pero cotidianos (de esos que siempre tenemos y cuya erudición no advertimos). Y entonces me queda picando la duda, la contradicción. Si disfruté tanto el transcurso de la película, al punto que ya no me importa qué final tenga, ¿de qué me quejo? Y... costumbre. Hasta el momento no recuerdo una película con un final tan abierto. Es como si me desafiara a pensármelo yo misma si creo que eso es lo más importante. O como preguntarle al Sup si se va a quitar la máscara.

2 Causas y azares:

Blogger Unknown dijo...

Mire... no fui tan pero tan dramático, es decir: APESTA me parece un término un poco fuerte para una película argentina hecha con mucho amor.
Lo cierto es que no me gustó.

Hay algo que le falta, además del final.
Pero es verdad que las actuaciones en algunos casos, son recomendables.

Mucho lugar común. Pero bueno, hay que ir a verla. Porque mucha cháchara pero pocos pueden decir nada si no la ven.
Vayan a verla... y después comenten, sería el asunto.

Y sí, como dice imdb, yo me reí mucho porque es una comedia.

4:56 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Como pseudo periodista trucha que se coló en la avant premier, mi modesta crítica es ésta:

Coincido con Lunita en cuanto a casi todo salvo en el "excelente". Yo diría "buena" justamente por el bendito final, ya que soy partícipe de que el final es capaz de cagar una película (no se si es para tanto acá, pero es donde falla).

Igualmente no deja de ser recomendable, por las buenas actuaciones, el guión y por qué no, porque es argentina carajo.

7:46 p. m.  

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