25 enero 2006

De pie

Comienzan los días en que es importante organizarce. Me han dicho que no puedo controlarlo todo, pero yo armo mi agenda igual. Vale se fue unos días a la playa, y en cuanto regrese podré compartir algunas de las fotos que ilustran mi viaje. El año pasado viajé a Cuba, para esta misma época. Pero no me permití vivir el regreso. No procesé posibles cambios que pude haber capitalizado. No potencié la sangre renovada. Este año quiero que el Norte quede en algún espacio que me pertenezca. Con lo cual ya tengo listos los textos a publicar entre el 14 y el 19 de enero. En cuanto Val traiga las fotos, acompañarán a las palabras (saldrán con fritas).
Entre tanto, me he retrasado otro poco estos días. Es que uno no puede avanzar si no toma ciertas decisiones. Cuesta. Duele. Pero una vez que se ha dado al menos un paso de tortuga... se siente que vale la pena.
Quiero escribir. Tengo que estudiar. Tengo que ir al gym para mantener las 3 abdominales que me dió este viaje. Visitar médicos (no olvidemos la mancha). Y pagar. No tengo un peso. Suelo ser, quién lo diría, bastante coherente con mis gastos, y hasta ahorrativa. Pero hoy, cuatro días antes de terminar el mes, saqué los últimos $10 que guardaba en el cajero. Me siento inútil, porque entiendo que muchas de las cosas que me urgen requieren del vil metal (ni hablar de salir a tomar algo, ir al cine o hasta almorzar en el laburo). No es un problema serio, pero es la primera vez en años que tengo la billetera sin una moneda. Así que imagino que no tengo otra opción que encerrarme a producir. Es la única forma de no gastar dinero. Y de saber que no es un problema, en mi caso.
Mi pieza es un quilombo imposible. Al punto que me cuesta querer pasar tiempo allí. Volver a convertirla en mi espacio... Me traje algunos chirimbolos que le van a dar color. Y tengo que comprar una biblioteca porque no puedo creer la cantidad de libros que he acumulado... Y voy a regalar ropa que el año pasado aprendí que no volvería a usar. Y voy a regalar algunos ositos que recibirán más cariño del que yo les doy.
¿Que cómo estoy? Atenta, dispuesta, feliz. Sí, estoy feliz. Llevo mis heridas, tengo que procesarlas y saberlas conmigo. Pero me rodea una incertidumbre que me alivia. Resulta que no quiero saber a dónde voy... por ahora sólo me conformo con sentir que estoy en camino. En un buen camino. Y no hay sillas que me paren.
Ya estoy de pie.

2 Causas y azares:

Anonymous Anónimo dijo...

¿Ya está de pie? ¡¡Qué hace, siéntese y escriba la columna de Evo, por favor!!

10:32 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Arriba piba y a dar pasos del tamaño que sean pero firmes!!
Ya entendí tus mensajes subliminales y me hice cargo... ya tenes listo para "retirar" el CD con las fotos... así tus bloggers no me vienen a linchar!
La pieza está quedando linda... salvo Blancanieves Cuac!!! :)

1:02 p. m.  

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