Lunita enojada
La Ñ publicó hoy una edición especial sobre los efectos de la Dictadura en nuestra Cultura. Interesante propuesta, aunque muchos de los escritores anunciados en tapa sólo aparezcan en un diminuto recuadro de cinco o seis palabras.
Otros cronistas continuaron con sus dos páginas habituales. Entre ellos, Jorge Fondebrider compila testimonios de jóvenes artistas que opinan sobre la influencia de la Dictadura en sus obras. Leí todos los relatos sin penas y con olvido, salvo el del joven artista Santiago Llach, cuyo palabrerío al menos logró ser meritorio de respuesta por parte mía. Supongo que debo agradecerle por colaborar con mi necesidad interna de elaborar una opinión sobre determinados temas, y hacerme sentir obligada a expresarla.
Creo con él que existe mucho de esa idealización de la militancia setentista (porque setentera es un tanto desprolijo, aunque él quiera pagar ese costo por dejar claro su desprecio hacia ella). Quizás existe porque hubo un período en que, fruto de largos debates teóricos y sociales, se quiso hacer realidad el lema “La Imaginación Al Poder”, aunque un tanto latinoamericanizado. Ciertamente, no da para creer que estuvo a cargo de un grupo de simples iluminados (aunque ciertamente los hubo). Pero, Llach, sepa que el discurso de los errores o la autocrítica, no es comparable al de los excesos. Sepa que para dar contenido a la teoría de los dos demonios, o de la guerra civil, o a toda esa sarta de boludeces que dicen los que no entienden nada, tiene que haber equivalencia entre “bandos”, en tanto civiles o x que sean; y en tanto capacidades y equipo. Digo… hay una amplia diferencia entre la agresión que comete un Estado contra sus habitantes (a los que debería defender) y la de grupos armados de habitantes que, no siendo inocentes, al menos no pueden ser acusados de violar leyes donde quien debía promoverlas era el primero en ignorarlas. A mi puede faltarme información, pero usted parece no estar recibiendo ninguna. ¿Así que Guevara “deliraba”? Dígame, la revolución Cubana ¿la hicieron los militares, Alf, o un grupo de jóvenes que se cansaron de la opresión constante del sistema en que vivían y que además tenían por fondo un contexto de revolución mundial? ¿Sabe usted qué fueron el ´68 francés, checoslovaco y mexicano? Sí, altos fracasos. Terribles masacres de jóvenes que pusieron la cabeza, ahí, donde usted hoy pone palabras vacías que insultan sus elecciones. Embaucado o autoengañado estará usted, que cree que el problema fue que leyeron a Marx en un contexto que ya no era el del siglo pasado; o que prefiere creer que “hubo una decisión inconsciente de marchar al matadero ante la certeza (…)” de que la batalla estaba perdida. Para ganarle al Pentágono no hacen falta años de logística y un avión disparado hacia las Torres. Pregúntele a los que sobrevivieron a Vietnam, a Corea y hasta a las intervenciones de la “ONU”… Alguna vez, lea (además de escribir tanto), que se han ganado guerras con machetes. Y averigüe qué sentía uno de aquellos jóvenes tirabombas de los ´70. Por qué lo hacían. Por qué valía la pena morir. Por qué valía la pena creer.
Nuestra generación, la suya y la mía, carece de ese algo en qué creer. Usted elije tratar de locos, violentos o, en el mejor de los casos, “inconscientes” a quienes se animaron contra la Triple A y el terror de un Estado que debía cuidarlos. Y critica el gran error que fue todo aquel período. Yo elijo sentir orgullo por los que pusieron la vida por sus propias razones. Porque cuando no había salida, igual salieron a pelearla con sus ideas y sus razones. Buenas o malas, equivocadas o acertadas, pero propias.
Para eso tiene que existir un contexto, mucha conciencia y mucha materia gris. De sus palabras se desprende que estamos muy lejos de un escenario similar.
3 Causas y azares:
muy buen post lunita.
Me gusta lunita, la crítica.
Muy bueno.
Saludos
gracias! yo creo que es un buen ejercicio. Aunque he recibido duras críticas por él (je). Y no sé cómo linkear desde acá, así que vean a Funes! :)
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