¿Noche Buena?
Noche Buena. En un rato nomás me voy a la casa de unos amigos de toda la vida (de mi madre, de mi hermano y de mí… de Mario hasta hace tres años). Nada que festejar, pienso. Separación, nostalgia, indisolubles malos recuerdos de hospital, nuevas ausencias, fracasos, miedos… Y algunas cosas sí. Decisiones postergadas que se apersonan, viajes, la entrega del corazón, ganas de que algo salga bien, cariños, besos, cyber saludos, sandalias nuevas (el toque de frivolidad necesario), y el futuro por delante. Vaya uno a saber qué deparará. Mandé el mail de invitación. Un tanto reducido. Sólo están los chicos de la ONU (mis “alumnitos” que han devenido pares), amigos del laburo, y algún que otro amigo del alma. Me pregunto si me leerán. Supongo que uno no pierde tan fácilmente su tiempo (aunque convengamos en que hay quien sí lo hace) a menos que lo valga (o que no tenga absolutamente nada para hacer y esté todo el día pegado a la PC). A mí me pasa eso en el trabajo estos últimos… meses! Me cuesta ponerle media pila al asunto, y me la paso mirando blogs, buscando no sé qué… Encima sigo sin escribir. Puaj!
Noche Buena, decía. Y como siempre, la misma reflexión (sólo que ahora tengo un blog para postearlo): épocas que sólo sirven para recordar lo miserables y/o solos que nos sentimos. En el mejor de los casos, supongamos que ha corrido un año maravilloso, siempre nos acompaña algún marginado por la buena fortuna. Con lo cual, parecen épocas en las que todos somos buenos actores. Desde que murió mi viejo, Mary siempre dice que hay que aprovechar cualquier evento festivo, y explotarlo. “Hay que festejar siempre que se pueda” dice. Ella debe ser la última persona en esta familia que podría contar algo positivo de la vida, y sin embargo se anima. Y no es que aporte energía en exceso (no más que la que siempre le pone a todo), pero es sinceramente optimista. Habrá que preguntarle por qué…
Por lo pronto, voy a brindar por los familiares y sobrevivientes a Cromagnon. Estas fiestas son un insulto para sus almas (me refiero a la de los vivos, a los que viven la vida como tragedia y los que creen que lo vale y por eso es tan hija de puta). ¿Qué tendrá de buena esta noche para ellos? A mi se me acabaron las ganas de Dios, del Destino, y de cualquier otra esencia todopoderosa que ande por ahí jactándose de los imperios que a fin de cuentas no domina. Se que sólo me tengo a mí misma, a mi gente, y al que alguna vez, por razones inexplicables, me ofreció su mano. Sólo respeto la fe ajena porque he aprendido que eso tampoco se discute. Porque he aprendido a respetar y festejar a quien ha encontrado algo mejor a que aferrarse. Si alguna vez yo lo tuve, lo perdí exactamente hace tres años y cuatro meses. No sé… hoy hagan lo que puedan. Yo creo haber ya dicho un montón de cosas… A ver cuándo lo hago.
Noche Buena, decía. Y como siempre, la misma reflexión (sólo que ahora tengo un blog para postearlo): épocas que sólo sirven para recordar lo miserables y/o solos que nos sentimos. En el mejor de los casos, supongamos que ha corrido un año maravilloso, siempre nos acompaña algún marginado por la buena fortuna. Con lo cual, parecen épocas en las que todos somos buenos actores. Desde que murió mi viejo, Mary siempre dice que hay que aprovechar cualquier evento festivo, y explotarlo. “Hay que festejar siempre que se pueda” dice. Ella debe ser la última persona en esta familia que podría contar algo positivo de la vida, y sin embargo se anima. Y no es que aporte energía en exceso (no más que la que siempre le pone a todo), pero es sinceramente optimista. Habrá que preguntarle por qué…
Por lo pronto, voy a brindar por los familiares y sobrevivientes a Cromagnon. Estas fiestas son un insulto para sus almas (me refiero a la de los vivos, a los que viven la vida como tragedia y los que creen que lo vale y por eso es tan hija de puta). ¿Qué tendrá de buena esta noche para ellos? A mi se me acabaron las ganas de Dios, del Destino, y de cualquier otra esencia todopoderosa que ande por ahí jactándose de los imperios que a fin de cuentas no domina. Se que sólo me tengo a mí misma, a mi gente, y al que alguna vez, por razones inexplicables, me ofreció su mano. Sólo respeto la fe ajena porque he aprendido que eso tampoco se discute. Porque he aprendido a respetar y festejar a quien ha encontrado algo mejor a que aferrarse. Si alguna vez yo lo tuve, lo perdí exactamente hace tres años y cuatro meses. No sé… hoy hagan lo que puedan. Yo creo haber ya dicho un montón de cosas… A ver cuándo lo hago.
0 Causas y azares:
Publicar un comentario
<< Home